sábado, 10 de marzo de 2012

Relajar el DIAFRAGMA

Nos encontarmos ante un músculo muy sensible al stress. A través de él pasan la vena aorta, el esófago y la vena cava inferior. Además lo atraviesan los nervios, y los vasos linfáticos y torácico. De ahí la importancia que este músculo "asustadizo" esté relajado.
Nos duele  la "boca" del estómago, esta situación se retroalimenta por la respiración rápida y tensa: a la hora de afrontar un examen, el primer día de trabajo, una conversación determinante, podemos encontrar múltiples ejemplos.
Una manera eficaz de relajarlo sería tumbarnos y colocar un cojín debajo de la espalda a la altura de la cintura. Notaremos que las costillas se abren como las "branquias" de un pez y aparece un espacio  para respirar abdominalmente. Con ambas manos tiramos de la piel por la zona donde acaban las costillas.
Facilitamos así la relajación del diafragma. Inspiramos mientras estiramos la piel, poco a poco podremos ir subiendo la respiración hasta la zona pectoral, y finalmente alcanzar la clavicular.
También se puede hacer sentado en la mesa de la oficina, las manos  estiran la piel de la zona donde acaban las costillas y bien derechos inspiramos abdominalmente, hasta elevar la respiración a los pectorales y a las clavículas para respirar plenamente.
Si afrontamos aquello que nos "asusta" con un sentir relajado vemos que el miedo se aleja  y los resultados son mejores. 

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