sábado, 28 de abril de 2012

Constelaciones Familiares: Dinámicas ocultas



Toda enfermedad refleja el trastorno de un orden. Cada vez que excluimos algo de la conciencia perdemos el equilibrio de las fuerzas del alma porque incurrimos en una carencia. El síntoma denuncia una falta, tiene un propósito y sentido e instaura un nuevo equilibrio.

Estas dinámicas son inconscientes:

El deseo de un hijo que quiere seguir a algún miembro muerto de la familia (hermano, padre, madre).
En este caso la enfermedad puede estar diciendo: "Te sigo" a la muerte, a la enfermedad, o a tu destino.
Cuando un hijo percibe que alguno de sus padres quiere marcharse o morir. En este caso la enfermedad puede estar diciendo: "Prefiero morir yo antes que tú" o "Prefiero marcharme yo antes que tu".
La expiación de una culpa personal o no. A veces se concibe como culpa aquello que se sustrae a toda influencia humana, como un hijo cuya madre muere al darle la vida.


También existe la responsabilidad personal para con otra persona cuando alguien hizo algo grave. Frecuentemente se pretende reparar dañándose a sí mismo.

Detrás de estas dinámicas hay un profundo sentimiento de amor y lealtad que vincula el alma de la persona a su familia de origen. Pero este amor es ciego, tiene la creencia que a través del propio sufrimiento y muerte redime mágicamente a otros miembros del sistema. Estas metas de amor infantil siguen existiendo en el adulto. La enfermedad le da a la persona la sensación de pertenencia, una sensación infantil de ser acogido en familia. También lleva implícito la arrogancia que con mi enfermedad o muerte podría cambiar los destinos de otras personas, el amor en la familia tanto enferma como sana.

Muchas enfermedades tienen su origen en movimientos interrumpidos hacia los padres.

Hacer consciente donde se interrumpió este amor y sacar a la luz este amor ciego posibilita que se libere encontrando otra solución.

ENFERMEDADES CRÓNICAS Y SÍNTOMAS CON CONSTELACIONES

Este novedoso enfoque en psicoterapia, fenomenológico y sistémico, nos muestra que en muchas enfermedades existe un mensaje de amor e intentos de llegar a un equilibrio en la familia.

Al hacer la constelación familiar se genera un movimiento sanador, que al develar la dinámica oculta, la felicidad secreta de la enfermedad pierde su sentido encauzándolo hacia la vida y la salud.

Este método terapéutico es complementario de la intervención médica, lo que trabaja es otra realidad que emerge a la luz. En la familia enfermamos no porque sus integrantes sean malos, sino porque en las familias actúan destinos que implican, influyen y afectan a todos sus miembros. El amor en la familia tanto enferma como sana.

También ahí, donde nosotros nos desviamos de un orden, orden del amor, nos vuelve o nos guía de regreso una enfermedad, teniendo un sentido que nuestra mente no entiende pero que el alma necesita. Sanamos en familia porque una vez que descubrimos el mismo amor que llevó a la enfermedad, este se une al conocimiento para buscar otra solución.

Los dolores de cabeza expresan amor contenido y dejándolo fluir hacia donde tiene que ir es camino de solución. Los dolores de espalda están evitando una inclinación profunda ante alguien o algo en la familia. Esta inclinación significa honrar a alguien y es un movimiento físico, que unido con una inclinación interior, es muy liberador.

Cuando un hijo ve que su padre se quiere morir, el hijo dice “yo lo haré en tu lugar” por amor hacia su padre. Detrás de muchas adicciones hay un intento de querer ir hacia la muerte. La dinámica oculta en la familia detrás de la adicción es que la madre le dice al hijo “toma solo de mí. Aquello que viene de tu padre y de su familia no vale nada, no desees tomarlo”.

Entonces el hijo se venga de la madre tomando tanto que le perjudica, es a la vez la venganza y la expiación por no poder tomar del padre. En cuanto esta persona con la mirada en la madre le da un lugar al padre y toma de él puede dejar la adicción. Esto vale tanto para el alcohol, las drogas y la bulimia. La adicción se desarrolla frecuentemente cuando la madre impide el acceso al padre.

Detrás de enfermedades de cáncer en mujeres las constelaciones han mostrado a menudo que existe un rechazo a la madre y que en algunos casos es generacional.

En el caso de enfermos de asma el trabajo mostró que no pueden darse como niños. Dejando espacio al amor hacia la mamá o el papá pueden exhalar y todo peso queda atrás. En la depresión crónica si se logra integrar al progenitor excluido, el nivel emocional básico se eleva.

Todas estas son observaciones que surgen del trabajo terapéutico con constelaciones familiares, no hay una constelación igual a la otra, por lo que no se puede generalizar.

“Entero, sano en su totalidad solamente se puede sentir uno que ha tomado en su corazón a todos a quienes pertenece. Que puede mirar a cada uno a que pertenece a los ojos y puede decir “lo tomo de ti” también a ese precio y me lo guardo como algo especial. Y quien ha tomado de esta manera y está en sintonía con lo que ha recibido, con lo fácil y con lo difícil y quien está en sintonía con aquello que no ha podido recibir tiene todo lo que necesita. Nadie puede pasar de largo de los padres y sea cual fuere el precio solamente los pueden tomar como son y con todo lo que les pertenece. Y a quien no le es demasiado alto el precio puede apoyarse en sus padres, puede dejarse penetrar por sus fuerzas quizás también aunque no los conozca.

LOS ORDENES DEL AMOR ENTRE PADRES E HIJOS

Lo primero que los padres dan a los hijos es la vida. Con este acto de tan profunda realización le dan todo lo que tienen. No pueden ni agregar ni restar nada. En esta consumación del amor el padre y la madre lo dan todo. Que el hijo tome la vida tal como los padres se la dan sin omitir ni querer eliminar nada es un orden del amor.

El hijo es sus padres y si asiente a sus padres tal cual como son asiente a la vida que viene de lejos y a través de ellos. Este tomar le permite sintonizar con la vida y llevar adelante su desarrollo con todas sus potencialidades traspasando a sus propios hijos luego lo que tomo.

En cambio quien dice tal cual como son mis padres no los quiero, sustituye el tomar por el exigir y el reproche, el resultado es que los hijos se sienten vacíos e inactivos y no pueden estar en paz consigo mismo. El tomar al padre y a la madre es un proceso curativo. Cuando uno de los padres queda excluído el hijo sólo está a medias, nota la falta y es la base de la depresión.

Los hijos que piensan que tomando a sus padres en su totalidad asimilarían lo negativo de ellos pierden sin embargo lo bueno de ellos y no pueden encontrar su propia identidad quedando unidos en el reproche infantil. Del miedo a hacerse como los padres resulta que el hijo esta constantemente mirándolos. El desprenderse de los padres y crear lo propio requiere del finalizar con el reclamo del "me han dado demasiado poco, o aun me deben o lo que me dieron y en la forma que me lo dieron ha sido equivocado". De esta manera los hijos quedan íntimamente ligados a los padres pero de un modo patológico. Ni el hijo tiene a los padres, ni los padres tienen al hijo. Tiene a los padres delante de sí y el hijo no puede avanzar. En cambio si los toma los tiene detrás toma su fuerza y puede avanzar y emprender su camino. La despedida se logra en cuanto tomo todo lo que me dieron y reconozco a mis padres con sus posibilidades y sus límites.


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