Notaremos pronto las sensaciones recuperativas del organismo al abandonar esta droga dura normalizada por el sistema de consumo.
El alcohol es un azúcar refinado líquido que produce una gran cantidad de ácido, por ello es altamente desmineralizante. El órgano más dañado es el hígado. El alcohol tiene un importante efecto deshidratante, así reduce el agua de las células, las sangre y la bilis, lo que dificulta la circulación y la eliminación de productos de desecho. Los síntomas de un sistema nervioso deshidratado son: delirio, visión borrosa, pérdida de memoria y orientación, menor capacidad de reacción. Bajo la influencia del alcohol, el sistema nervioso e inmunológico se deprimen, lo que conduce a una disfunción del proceso digestivo, metabólico y hormonal en el cuerpo y contribuye al desarrollo de más cálculos biliares en el hígado y vesícula. Si dejamos el alcohol, notaremos que dejamos de sufrir espontaneamente ataques de pánico, arritmias, alteraciones del sueño, pancreatitis, colitis y otras enfermedades inflamatorias. Dejar el alcohol permite que el cuerpo concentre toda su energía y recursos en curar las partes más afectadas del organismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario